Seis de cada diez varones y siete de cada diez mujeres jóvenes en Argentina están insertos en el mercado laboral informal, según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que alerta sobre la precariedad que enfrenta la población económicamente activa entre 15 y 24 años.
El estudio destaca que esta situación afecta especialmente a quienes no completaron el nivel secundario y a quienes, aún teniendo formación, no logran ingresar al trabajo registrado. La informalidad se manifiesta no solo en la falta de aportes previsionales, sino también en la ausencia de derechos laborales básicos como cobertura de salud, estabilidad y protección ante despidos.
En el caso de las mujeres jóvenes, la situación se agrava debido a la carga de trabajo no remunerado y las desigualdades estructurales de género. La OIT señala que más del 45% de las jóvenes fuera del sistema educativo tampoco accede al empleo formal, lo que profundiza la vulnerabilidad social.
Desde el organismo internacional instan a los gobiernos a implementar políticas públicas que faciliten la transición hacia el trabajo decente, con foco en la formación profesional, la inclusión digital y la formalización laboral. Argentina, en este contexto, enfrenta el desafío de revertir una tendencia que compromete su capital humano más joven.