El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Gobierno nacional alcanzaron un entendimiento que permite alivianar los compromisos de deuda durante 2025. Sin embargo, persiste la preocupación por los vencimientos abultados que comenzarán a acumularse a partir de 2026, lo que plantea un escenario fiscal complejo en el mediano plazo.
La reestructuración parcial acordada facilita el pago de intereses y capital que el Estado argentino debía afrontar el próximo año, descomprimiendo la presión sobre las reservas del Banco Central. Esta medida fue bien recibida por los mercados, aunque no resuelve de fondo el problema estructural del endeudamiento.
El acuerdo otorga un respiro temporal al Ejecutivo, que aún debe enfrentar el desafío de mejorar el superávit fiscal y sostener las metas pactadas con el organismo. Analistas advierten que sin reformas estructurales y crecimiento sostenido, los compromisos de deuda seguirán siendo un riesgo latente.
Desde el Gobierno sostienen que la negociación fue clave para evitar tensiones en un año electoral y garantizar cierto margen de maniobra. Pero los vencimientos futuros —muchos de ellos concentrados entre 2026 y 2028— ya generan inquietud entre inversores y consultoras especializadas.