El índice de inflación en Argentina se resiste a quebrar el 2% mensual, y el Gobierno analiza diversos factores para lograr una desaceleración efectiva de los precios. Entre ellos, se destacan la estabilización del tipo de cambio, acuerdos de precios y el control del déficit fiscal.
En los últimos meses, las presiones inflacionarias han sido impulsadas por los incrementos en alimentos, energía y servicios regulados. Desde el Ministerio de Economía, liderado por Sergio Massa, apuntan a fortalecer acuerdos sectoriales para contener los precios de productos esenciales, además de mantener una política monetaria restrictiva para evitar picos inflacionarios.
El tipo de cambio juega un rol central. Aunque el Gobierno ha logrado cierta estabilidad en el mercado oficial, la brecha con los dólares paralelos sigue generando tensiones. Para reducir estas diferencias, se prevén intervenciones coordinadas del Banco Central y un mayor control sobre el mercado cambiario.
El déficit fiscal también es clave en la estrategia. El equipo económico trabaja en reducir los gastos públicos, sin afectar los programas sociales ni la inversión en infraestructura. De acuerdo con fuentes oficiales, este equilibrio permitirá sostener el consumo mientras se moderan las expectativas inflacionarias.
Los próximos meses serán determinantes, especialmente de cara a un año electoral, donde los resultados en materia de precios serán evaluados no solo por los mercados, sino también por la ciudadanía.