Volkswagen, el gigante automotriz alemán, sorprendió al mundo al anunciar el despido de decenas de miles de trabajadores y el cierre permanente de tres plantas en Alemania, una decisión sin precedentes en sus 87 años de historia. Las medidas incluyen además una reducción salarial del 10% para todo su personal, un golpe que ha dejado en shock a los trabajadores y a los ciudadanos alemanes.
Las causas detrás de esta decisión residen en la baja demanda de vehículos eléctricos, la feroz competencia de fabricantes chinos y una transición fallida hacia modelos eléctricos, todo agravado por políticas de la Unión Europea (UE) orientadas hacia la energía verde. Este cambio no ha logrado enganchar del todo a los consumidores alemanes, lo que ha dejado a VW con millones de vehículos invendibles.
La situación es una señal de alerta para el resto del sector automotriz en Europa, con Stellantis, grupo que abarca a marcas como Fiat, Opel y Peugeot, enfrentando también dificultades financieras. La UE enfrenta críticas por sus políticas ambientales, con las asociaciones automotrices pidiendo una revisión urgente de las metas de carbono y los aranceles contra China.